

Pensando cómo me hubiera sentado, en tiempos de mantones y verbenas, el pañuelo “a la madrileña”, con el clavel en medio de mis pobladas cejas, (y diciéndome que mal no me hubiera quedado, sobre todo si mis dientes hubieran sobresalido un tanto menos), caminé por ese parque mientras disfrutaba, embobada, de los cisnes y los cipreses del pantano que crecen en el lago, frente al Palacio de Cristal.

No pude evitar, en El Retiro, recordar nuestros hermosos Bosques de Palermo y rogar porque nuestros ediles porteños aprendan de sus colegas españoles cómo se debe mantener y conservar un sitio como el que Sarmiento nos legara. Con Jardín Japonés incluido, ya que por esos días se comentaba que alguna mente preclara de quienes gobiernan Buenos Aires estaba pensando en cerrar esa joya paisajística que tenemos en La Reina del Plata, lo que sería un verdadero pecado y no venial por cierto.
Pero volvamos a Madrid, amigos. Y cerremos esta parte de la historia en la Plaza Mayor, sentados a una mesa como en el mejor film hollywoodwense, mientras caía la noche con tintes rosa y lila, de manera casi mágica.
Decime, Ángela: ¿No creés que quien nos haya visto sentadas en La Torre de Oro, junto a nuestros respectivos Jorges, debe haber dicho: “¡Vaya que tienen suerte las mallorquinas estas!” “Mira que “ligarse” al Wagner y al Banderas…es que los hombres son tan ciegos a veces…”
Sin embargo, Felipe III, en su caballo, mientras sacudía la última paloma inoportuna, nos hizo llegar a ambas un piropo retrechero que se escuchó de Chamberí a Lavapiés, estoy segura.
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Estábamos llegando a La Buhardillita cuando “los chicos” nos propusieron visitar a sus vecinos taberneros para probar su famoso queso manchego. Primero dijimos que no, que

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Párrafo especialísimo merece la Galería de Arte del mismo. En efecto. Los dueños del establecimiento son polifacéticos. Y cuentan con un espacio dedicado a la pintura a cargo del mismísimo Jorge Hernández, tantas veces mencionado en estos días. Sus cuadros, ideales para aquellos que disfruten con el arte “¿étnico?”, realizados con colores de elementos naturales como tierras, raíces, plantas, hablan de una gran sensibilidad para expresar la trasculturación afro-cubana en imágenes tanto abstractas como tiernamente concretas.
Dejaré, al costado de este blog, algunos de esos cuadros como muestra del arte de Jorge y sepan que en Buenos Aires hemos instalado una filial de La Buhardillita’s Gallery, de modo que estaremos encantados de actuar como representantes en el Cono Sur del artista mencionado. Y que allí, en el Hemisferio Norte, pueden dirigirse a la célebre “marchand” con faldas Ángela C. que, feliz, oficiará de nexo entre el artista y quien desee adquirir alguna de sus pinturas.
(Continuará)
Cati Cobas
4 comentarios:
Me alegro que "Jorge" Wagner -qué gracia, no había reparado en el parecido, pero sí que lo tiene y mucho- pudiera disfrutar finalmente de los madriles.
En cuanto a La Buhardillita's Gallery prefiero no opinar de las obras expuestas ya que se considerará peloteo total para obtener habitación con vistas.
besos,
m.d.
Muchas gracias por leerme, M.D. Estoy segura de que te admitirían encantados en La Buhardillita con o sin peloteo. Un abrazo de Cati
No, no, con peloteo, por favor...
NOS ENCANTAAAAAAAAAAAA
Impresionante entrada... soy madrileño y nunca me había parado tanto a disfrutar de este pulmón de Madrid, imagino que por aquello de tenerlo siempre a mano.
Lo de la exposición tampoco lo conocía... pero habrá que pasarse a echar un ojo.
Si es que no hay nada mejor que planificarse un día de relax, para saber las cosas que te pierdes.
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