domingo, diciembre 11, 2005

7-Cielo andaluz





Ficticia y “Desayuno Continental”, en la voz de Daniel López, (en homenaje a Lolita Torres)

http://www.continental.com.ar/desayuno.shtml

La tapa de la ilustración es del nuevo libro que presentará el jueves 17 de agosto de 2006 en el Centro Cultural Borges el periodista Mario Gallina.

17 de Septiembre de 2002


El de las luces de mayo… Eso cantaba ella. Desde mi radio enorme, un cubo con el frente de tela marrón y cuatro perillitas, yo la veía, falda de paño colorido, corta, fruncida y paradita, banda cuajada de lentejuelas le cruzaba el pecho, pañuelo en triángulo con nudito en la nuca, coronaba su figura graciosa de cintura de avispa. No me importaba si las andaluzas llevaban traje de cola y con lunares. Que a mi Lolita me gustaba lagartera de achinados ojitos, o en su pedestal de “galleguita” pampeana. Nunca entendí bien el misterio y maravilla de esa muchacha a la que conocí, deslumbrada, en la húmeda oscuridad del Cuyo, el cine de mi barrio. Virginal e impoluta, ni siquiera podía ser besada por el galán de turno, esbelta bailarina de jotas y fandangos, bruñido y candoroso espejo en el que nos mirábamos las ingenuas niñitas de esa época. Era argentina y su milagro, cantar en la enorme variedad de hispanos idiomas y dialectos como si hubiera nacido en cada una de las provincias españolas de Galicia a Aragón, de Pamplona a Canarias y Mallorca.
"Cielo andaluz…" repetía mi radio y yo viajaba por la tierra de los abuelos inmigrantes; la nostalgia me invadía de añoranzas de esa España desconocida de la que tanto me hablaban… Por ella supe de Calatayud, y la Dolores, de las morriñas gallegas y el chotís de los Madriles.
Papá llegaba de trabajar a esa hora y el sabor del alfajor de dulce de leche, mimo para la hija luego de un largo día, se mezclaba con Julio Romero de Torres, que, por si ustedes no saben, pintó a la mujer morena…el pasodoble envolvía los aromas que salían de la cocina mientras yo me apresuraba a terminar las tareas escolares.
Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo…y ya estaba corrida por el toro de los Sanfermines… ¡Ay lejana infancia porteña teñida de añoranzas al compás de una voz!
Sólo fue una cantante popular, no veo por qué lloras, me dijeron. Si no la conociste, si sólo es una vulgar cantante antigua. Para mí, es rayuela y escondidas, patrón de la vereda y correrías. Arroz con leche de la abuela y ensaimadas.
Ha muerto. Por si no saben de ella, fue un pedazo de España en la Argentina que allá por los cincuenta y tantos hacía llorar por el terruño a los muchos españoles afincados en estas generosas tierras que, aún hoy son las mías.
Hoy muchos compatriotas ensayan su aventura en busca de fortuna.Y Diego, el hijo, procura teñir nuestras miserias con el color de la esperanza. ¿Será él, desde la casete o cd del dos mil dos, el renovado juglar que trate de que no olviden los que de aquí partieron; ni ellos, ni sus hijos ni los hijos de sus hijos?
No tengo que llorar, Lolita Torres, si Internet y la tevé por cable les van a mantener raíces, como me dejaste vos ese pedacito de España enquistado en mi alma de argentina, con tu radial mensaje de criolla y contradictoria lagarterana inolvidable.

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