lunes, abril 07, 2008

167-Ayer fue primavera

Del Centro, Olivos, Vicente López, Barrio Norte, Parque Chacabuco, Villa Urquiza, Caballito y unos cuantos barrios más. Rubias o morenas, delgadas o gorditas, Altísimas o menudas, resueltas o tímidas. Colegios religiosos o escuela pública. Místicas o ateas. Prácticas o soñadoras. De todo hubo entre nosotras, a fines de los sesenta y comienzos de los setenta. Con un hilo conductor que nos unía: el deseo de crecer y de adquirir una profesión. En este caso, la de arquitectas.

¿El lugar y el momento? La Universidad de Buenos Aires, hace ya, como dije, más de treinta años.

Ahí vivimos nuestra primavera “las chicas de la facu”. Hecha de días enteros sin dormir y de interminables planos, de “Modart en la Noche”, y el hombre en la luna, de solidaridad y jornadas agotadoras de apuntes y biblioteca, de renegar ante correcciones “injustas” o alegrarnos hasta el paroxismo por un cuatro, en aquel examen imposible. Primavera de amores y noviazgos, así como de pérdidas irreparables en tiempos muy difíciles. Pero también, de familias comprometidas con nuestro deseo y dispuestas a arrimar el hombro y algo más para conseguirlo

¡Cuántas maquetas hubieran merecido la firma conjunta del papá de turno! ¡Cuántos almuerzos y cenas cocinadas y preparadas, desde el amor, por nuestras madres, sin importar si esa noche había que agrandar la mesa desmesuradamente! ¡Cuántos hermanos cómplices de picardías inocentes! ¡Cuántas alegrías, a pesar de los esfuerzos!

Desde esa primavera hasta este otoño, hemos vivido y compartido -además de profesión- noviazgos y viajes, bodas, nacimientos, y -¿por qué no?-, momentos no muy gratos. Que de todo hay en esta vida, ya se sabe.

Pero esta vez, el dolor fue diferente, incomprensible, casi absurdo. ¿Cómo iba a dejarnos para siempre la primera de nosotras? ¿Si ayer, nomás, fue 21 de setiembre y nos disfrazamos para aquel baile inolvidable y fuimos al picnic en la quinta de…y estrenamos el mini short color turquesa o las botas de caña alta con la maxifalda azul? No era posible que ninguna se fuera tan temprano. Nos faltaban muchos nietos y paseos, y almuerzos y tés con masas a las cinco de la tarde…

Sin embargo, ella, la primera que decidió dejarnos, ya no está y lloramos por ella y por nosotras. Por darnos cuenta que el hilo va haciéndose cortito, que las minis han dejado lugar a los pantalones sueltos y a esa chaqueta, tan elegante, que tan bien disimula redondeces. Lloramos por ella y por nosotras, por cada cana y cada arruga, por los papás que ya enterramos y por las madres que cada día nos parecen más viejitas.

Claro que, “las chicas de la facu”, no somos de las que lloran para siempre. Estamos acostumbradas a construir, no a derrumbar.
Y ayer, la tarde nos encontró juntas, tomando el té como pócima secreta contra las arrugas y las canas, en un conjuro para que el hilito de nuestras vidas se alargue todo lo posible y nos permita seguir disfrutando de la amistad a través del tiempo. Fue un momento casi mágico, en el que se unió a nosotras una “colega” perdida por los “Madriles” durante todos estos años y reencontrada por obra y gracia de algún ángel que quiso reparar de algún modo la tristeza recién amanecida
Tal vez porque la vida quiere que la celebremos saboreando cada instante, ayer brindamos por ella en la memoria de la que partió y en los ojos azules de la que acababa de llegar.
Tal vez por eso en el patio de esa casa de Belgrano las plantas seguían vestidas del verde más intenso y la tarde era tibia y perfumada en pleno otoño.
Tal vez por todo esto que cuento porque sí, porque no puedo dejar de compartirlo, necesito gritar a voz en cuello que ayer…ayer, fue primavera.

Cati Cobas

3 comentarios:

RosaMaría dijo...

Entrañable relato, condensa toda una vida de compañerismo y amor por padres, carrera, amigas y amigos y por supuesto también el dolor de pérdidas y el resurgir con esos amores idos en el corazón. Fue maravilloso leerte. En estos días nuestra amiga común anda por esos lares agitada por trámites y sentimientos encontrados pero también con mucho amor en el cuore, igual que yo que preparo mi vuelta definitiva a Argentina. Un abrazo
P.D.: Perdón, esto parece casi un carta.

Lola Bertrand dijo...

Estupenda crónica , Cati, y la foto un amor.
Tengo un regalito para ti en mi Blog Vestida de mar.
Cuando puedas lo pasas a recoger.
Abrazos de mar.
Lola

http://vestidademar.blogspot.com

Virginia dijo...

¡Hola Caty! Me alegra compartir contigo estos momentos que nos relatas, los buenos y los malos, y ver que la vida se afronta con optimismo a pesar de lo que vamos perdiendo en su transcurrir, mientras nuestra memoria pueda recuperar esos momentos, siguen estando con nosotras. Un abrazo.
Virginia