martes, diciembre 13, 2005

35-En el Barrio Cafferata



Ficticia
21 de Septiembre de 2003

“…En el Barrio Cafferata
en un viejo conventillo
con los pisos de ladrillo,
minga de puerta cancel
donde van los organitos,
con su fuelle resoplando
está la piba esperando
que vuelva el muchacho aquél…”
Canto el tango para mis adentros y te recorro con los ojos desde mi balcón, querido Barrio Cafferata.Tus techos de teja colorada no cubren, precisamente viejos conventillos. Pasaron muchos años desde entonces. Sos un vergel en medio de la ciudad gris y tengo ganas de honrarte con mis palabras.Evoco tu historia conocida de boca de mi mamá, que era experta en contar historias, hasta que la vida la silenció de un tajo.-Cuando yo era chica se conocía ese barrio como “Las casitas de los obreros” o “El Barrio Municipal”. Había sido edificado por el Gobierno y en ese momento se tiraron abajo los conventillos. En el medio, donde está la escuela, había una plaza y ahí celebrábamos el Carnaval. ¡Me tenías que ver vestida de dominó!-¿De dominó?, pregunto.-¡Si! Era un disfraz rosa y negro de satín. Con un antifaz divino, nena. Un pretendiente que tenía alquiló un carruaje y nos llevó a tu abuela y a mí a dar vueltas por el corso.Me saqué el antifaz para poder apreciar mejor las mascaritas, los pomos de agua florida, las serpentinas y flores que nos arrojaba la gente. Me sentía una reina. Una diosa. Hasta que volví a casa y me miré en el espejo: el antifaz había corrido el rimel y parecía un mapache. Menos mal que mi galán fue educado y no me dijo nada. ¡Qué papelón!Vuelvo a mirar tus techos y por entre ellos asoman los pinos y gomeros que envuelven la Escuela. Me imagino a una jovencísima Aurora encaramada al carruaje y entro a casa mientras le digo: “¿Sabés, mami? Ya florecieron los árboles en las calles de Cafferata. ¿Te llevo?”Me dice que no con la cabeza. No debe tener ganas de recorrer en silla de ruedas lo que alguna vez la vio pasar en carruaje y vestida de dominó.Salgo sola a recorrer tus calles empedradas, vejo barrio. Están más lindas que nunca en esta primavera. Ya tus casas sufrieron los cambios que el dinero puede dar y tus modestos “chalets” de comienzos del siglo XX se han transformado en hermosas casas con pequeños jardines deliciosos que compiten en belleza vecinal. Azaleas por doquier revientan sus flores. Las alegrías del hogar rojas y fucsia engalanan los maceteros y por aquí y allá se ven estatuas, fuentes, y hasta algún pintoresco enano de jardín en aquella otra casa de la que es dueña una propietaria de otra época que no pudo remozarla y hacerla tan bonita como la de sus vecinos.En las veredas, las flores tempranas de los durazneros cobijan a los gorriones que se posan alborozados. ¡Es primavera! ¡Qué lejos están los conventillos, el percal y tu juventud, Aurora…!Trato de pensar sólo en lo primero. Miro por última vez una Santa Rita enredada con la fuerza que brota de la fuerza de la tierra noble en la pared de ladrillo blanqueada y le agradezco a Dios por este regalo de la vida que se impone, a pesar de todo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicitaciones por la crónica. Estoy investigando sobre el barrio Cafferata y me gustaría ponerme en contacto con vos. Te paso mi mail, podrías escribirme así tengo tu dirección?

Mi mail es evangelinaquiroga1981(arroba)yahoo.com.ar

Anónimo dijo...

estoy preparando un libro sobre el barrio...
te dejo mi mail, quiero hablar contigo floresdepapel@fibertel.com.ar