domingo, febrero 17, 2008

161-Mi cocina escribe cartas...

Buenos Aires, 17 de febrero de 2008

Querida Ángeles:

Soy la cocina de Cati, a la que has tenido la deferencia de visitar en tu paso por nuestra amada Ciudad de Buenos Aires. Me dirijo a vos, a pesar de que no es costumbre habitual en nosotras, las cocinas domésticas, dedicarnos al género epistolar; pero quiero hacerlo para hacerte llegar mi regocijo por haberte albergado entre mis paredes, aunque sólo haya sido por el brevísimo período de una hora.

Debo confesarte que mis azulejos amarillos temblaban un poquito antes de tu llegada, mientras Cati preparaba los bizcochitos y el dulce de leche para recibirte “a la criolla”. Sólo yo sé cuántas mañanas ella viene a mí desde su computadora, y te tiene presente en cada matecito, cuando sonríe con tus Lolas o llora con tus “miniaturas”. Sólo yo sé cuántas veces se ha preocupado por tus silencios o regocijado con tus alegrías, como el día en que te leyeron en la radio, por ejemplo, ¿recordás?

Yo la contemplo, durante esos amaneceres, en respetuoso silencio y lo mismo hacen los muebles, la lámpara amarilla que me ilumina por la noche y la heladera, que entre nosotras, es la más vanidosa de todos los que me pueblan porque se jacta de su diseño moderno, que contrasta con los cuarenta años que he vivido yo acompañando a Cati y su familia. Y…hablando de heladera…no sabés cuántas veces mi ama la ha abierto, imaginando que era la puerta del avión que la llevaría a tu ciudad…ésa, con la que tanto sueña, como puerta para su tan ansiada islita mediterránea. Y yo pienso: ¿por qué no, algún día…?

¿Caíste en la cuenta de que nos visitaste el Día de San Valentín, querida “galleguita”? Nada más lógico. De vos han quedado enamorados hasta los repasadores y el mantel.
Los primeros, que más de una vez enjugaron, desubicadamente, una inoportuna lágrima de nuestra dueña, se prendaron de tu blusa, y ahora están haciéndole un piquete a Cati porque quieren que los pinten a lunares. Otro planteo semejante ha hecho el mantel a cuadros verdiblancos, que ha presentado un manifiesto para obtener una modernización, y estar a la altura de las visitas del Viejo Continente cuando regresen. Porque yo sé (todas las cocinas hogareñas tenemos algo de brujas) que pronto regresarás a pasar más de una hora conversando por estos pagos del Barrio Cafferata y, con un poco de suerte, beberás agua de la Fuente de los Sapitos del Parque Chacabuco.

Soy “cotilla”, como vos decís, pero quiero contarte que mi dueña ha sido muy feliz al abrazarte, al decir greguerías sobre tu mirada y al recibir de vos lo que supiste brindarle sin tapujos: tu amistad y tu sencillo corazón.

Aquí te esperaremos, Ángeles. El balcón de los tejados rojos y yo, tu segura servidora…

La Cocina de Cati
PD: (¿Qué es una carta sin Posdata?)
Dale, por favor las gracias a "las chicas" por los recuerdos hechos encaje, flor y orejas...Ellas comprenderán y Cati ha estado muy contenta por lo que significan...

1 comentario:

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Ayer me emocionaste profundamente con esta epistola de tu cocina, no sólo es deliciosa sino además muy emotiva.
Gracias, de verdad muchas gracias.
Un besito