martes, diciembre 13, 2005

26-¡No quiero más alambre! (Caticrónica postelectoral)



Ficticia
30 de Abril de 2003

“Lo atamos con alambre, lo atamos,lo atamos con alambre, señor.O si no, con un poco de cinta scotch”
Así dicen los versos del cantautor Ignacio Copani. Y a eso quiero referirme.A la mala costumbre de abusar del ingenio, de la improvisación, a la falta de previsión, de planear el futuro, de organizarnos. Y sin embargo, dicen que somos solidarios, y creativos y acogedores y cálidos. También dicen que hay una parte de la población que todavía cuenta con una buena formación cultural, aunque está tristemente empobrecida. Entonces, ¿por qué seguir atando todo con alambre? ¿Por qué conformarnos con lo mínimo?No quiero mas alambre argentinos, ni tampoco cinta “scotch”, pega todo o la gotita. Creo que llegó la hora de soldar el hierro, de encastrar la madera, de encolar el mueble y ajustar las tuercas y tornillos.
Está pasando el último tren, digo, de pronto, me parece, como decía un locutor que ha sentado sus bases en Miami. Y no quiero que se escape. Después de tanto dolor, de tanta desocupación y tanta pena, es hora de que nos decidamos de una vez por todas a comprometernos con la historia. A subirnos al tren de trabajar y querer sólo lo propio, nada de manos en ninguna lata. Sudor, mucho sudor y menos lágrimas.
Para eso es necesario que cada uno se decida a martillar, soldar y clavar, no a atar todo con el piolín de los matambres para salir del paso.
Quiero una patria “heavy”, basta de pizza con champagne, de agua de Evian y canapés.
Quiero que volvamos a las cosas, que trabajemos en lo nuestro y en reconstruir la tierra, que estamos doblados pero no vencidos.
Quiero escuchar más tangos en la radio y más música de los rincones de Argentina, no importa si son chamamés o vidalitas.
Quiero maestros que enseñen y alumnos que puedan aprender porque tienen la barriguita llena. Quiero médicos que curen en hospitales limpios y repletos de remedios.
Quiero viejos que sepan que no van a seguir en la miseria más atroz si no tienen hijos que puedan responder por ellos.
No quiero más hombres a la puerta de la escuela porque Taiwan nos llena de “todo por dos pesos”.
Quiero que nos gobiernen con justicia. Quiero cantar orgullosa el Himno y saludar feliz a la Bandera que mi hijo iza por las mañanas en la escuela.
Quiero familias unidas y no desmembradas a causa de la droga y la miseria.
Sé que es mucho lo que quiero, pero soy una de los tantos argentinos que no acostumbra atarlo todo, que lucha por su vida y se hace cargo.
Soy una de los tantos que vive, sueña y reza de pie, aunque le cueste.
¿Qué el mundo está global? ¿Qué ya nada nos pertenece porque está hipotecado hasta el subsuelo? Tienen razón. Pero creo que nos debemos una patria digna, aunque nos duela.
Así que, argentinos: a apretar los dientes, elegir bien y trabajar día a día sin resuello. A honrar las deudas justas, pero a recuperar lo nuestro. A disfrutar de los pequeños placeres de la vida, que poco cuestan y mucha savia dejan. Y a no dejar que nos estafen, los que ni siquiera con alambre atan las ajenas vidas, pero sueldan y bien fuerte lo que les interesa.

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