sábado, diciembre 10, 2005

4-¡Volvió el Puloil!



Ficticia


13 de Septiembre de 2002

Yo, rata de biblioteca impenitente, me inicié en las letras con el UPA de Constancio C. Vigil, me torné culta con El Tesoro de la Juventud y el Lo sé todo, aprendí del amor con Van de Velde y su Matrimonio Perfecto -no se ría lector, ya sabrá cuántos siglos friso- y al casarme obtuve instrucción doméstica con Genoveva Berard y su célebre manual: El ama de casa. Ahí conocí el Blanco de España.
Tardé bastante tiempo en dame cuenta que cuando ella decía "para mantener limpios los azulejos del baño enmohecidos se debe recurrir a la lejía y al Blanco de España y aclarar en forma concienzuda", había que traducir al argentino básico: “pasar una esponja con lavandina y Puloil y enjuagar hasta que odies haberte casado y no tener muchacha”.Es al Blanco de España, o Puloil, polvo abrasivo, al que me quiero referir.
Con el Primer Mundo en la Argentina desapareció el Puloil, para dejar lugar al Odes con “trisclorín” según la colaboradora doméstica que ya por entonces, me ayudaba.Al Odes le siguieron variados e importados limpiadores que no rayaban los sanitarios, ni arruinaban las manos. Era tal la variedad que, en el súper, uno dudaba entre Alemania, Francia o Canadá para su prosaico inodoro verde malva, también importado de Milán.
Un buen día de enero, la realidad se impuso. Ni el más modesto limpiador importado nos quedaba.
Se evaporó junto con las perfumadas lavandinas con olor a pinar o a mar embravecido.Ahora sólo hallamos en los pobres estantes, la lavandina común y el Odez nacional que ostenta con orgullo “hecho en San Luis”. ¿Será una premonición*? ¡Dios mío!
Voy a buscar la Biblia, puede ser que ese Libro, con su historia de Job, ayude a redimirme…

* De la provincia de San Luis es oriundo el Doctor Adolfo Rodríguez Saa.

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