jueves, enero 04, 2007

Amanece a tres voces (Prosas de Norte, Centro y Sur)





Mariángeles Cantalapiedra Miguel, mi amiga, residente en Madrid, compañera de los foros Iceberg Nocturno y Letras Libres, creadora de mis admiradísimas "Lolas", escribió esta mañana el siguiente texto:
AMANECE…(En el Norte)

Amanece… Es tres de enero. El año, da igual uno que otro; el tiempo es el mismo: inmutable y perecedero.

Rompe el día con la afasia nocturna de rojos crepusculares, con el hechizo de una nueva vida, con el canto de la luz en mis ojos.

La aurora reposa en mis dedos adormecidos; es clara y directa, dulce y acompasada en los minutos que la preceden.

Despunta la hora magna, en la que el cielo abre sus alas sin nubes ni extraños que entorpezcan su abismo sobre la luz.

Apunta el tronar del rayo al intelecto que despierta alegre ante la idea de que sigue vivo su afán por crear de la nada un todo imperfecto… como es el ser humano en su plena dimensión.

Maitenes sosegados, en la lejanía, entran con la campanada del recogimiento para agradecer un nuevo día en tu vida… La oportunidad de seguir caminando sobre sendas esféricas, bellas, a veces, lacerantes, otras.

Despiertan pelados los árboles y el campo yermo de un gélido invierno, pero no así nuestra vehemencia inmaculada después del descanso nocturno.

Hoy, no hay niebla que envuelva mis sueños en grises actos, no. Amanece radiante y un vigor, inusitado, imprime carácter a este día de un enero, de cualquier año de tu vida.

Enero 2007
MªÁngeles Cantalapiedra

http://laslolasdeidem.blogspot.com/
A dicho texto, respondí con el siguiente:
AMANECE (Acá, en el Sur)
Amanece… Es tres de enero. El año, da igual uno que otro; el tiempo es el mismo: inmutable y perecedero.
Rompe el día con las luces amarillentas del verano, con la ilusión de que todo puede volver a empezar.
La aurora transcurre entre cantos de pájaros y el aroma húmedo de las plantas que pueblan mi balcón al borde de la ciudad semivacía.
Despunta la hora magna, y un cielo transparente promete sus horas calcinantes.
Apunta el tronar del rayo al espíritu adormecido por una noche de calor extremo. Y aunque el intelecto se esfuerza por crecer, el sueño vence.
Los colectivos frenan en la avenida trayendo su realidad de miserias anodinas, mientras un mate amargo procura las ganas de seguir caminando en Ómicron.
Despiertan, con su follaje verde, los plátanos poblados de gorriones, y nuestra vehemencia abotagada procura surgir desde la última huella de la sábana.
Hoy amanece verano en Buenos Aires, pero me empeño en bañarme de lluvia redentora para poder seguir, y dar carácter a este día de cualquier año de mi vida.
Cati Cobas


Y Carmen Amaralis Vega Olivencia, científica y escritora portorriqueña, un ser humano excepcional, nos dedicó luego, su visión de este amanecer en su Mayagüez tropical:
AMANECE…… en el Caribe (dedicado a Cati y a Ángeles)
Amanece en el Caribe… es cuatro de enero, siento que el Nuevo Año se me escapa de las manos, que se aceleran los días como si se acercaran al vórtice del tiempo. Pero una brisa suave y fresca me recuerda que esta época del año es la más bella, no hace ni calor ni frío, es primavera en la suave cadencia del viento.
Llegan pájaros de todos colores y tamaños extenuados de volar miles de millas buscando un clima agradable, un clima que les permita hacer sus nidos y engendrar vida sin que se congelen sus polluelos. La algarabía y los trinos me recuerdan que aún hay la esperanza de ver florecer el espíritu con las alas en vuelo, que se enredan las crestas del cielo y el mar sobre mis pies en un jardín tibio, y las despedidas se transforman en encuentros donde reinan las lágrimas de consuelo.
Las lluvias finas y frescas cortan el rostro despertando el sublime encanto de un cielo tan azul que duele, y el sol te guiña un ojo naranja pálido derramando rayos tibios sobre el jardín del alma.
Si siempre fuera enero yo invitaría a venir en agosto a un encuentro de magia y palabras abrasadas por las musas, pero agosto me recuerda el infierno a 35 grados. Es enero, y ahora estoy aquí, casi desnuda y envuelta en trinos en mi terraza, esperando decirles que el amor florece en primavera, aunque sea a desfase del tiempo.
Enero, en el Caribe, es vivir en el cielo.
Carmen Amaralis

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cati, te felicito por estos "amaneceres". La página está quedando preciosa, con excelentes textos y muy cuidada la presentación. Es un lujo entrar a leer.

Te deseo mucho éxisto.

Besos, Pilar

Lola Bertrand dijo...

Me han fascinado estos tres amaneceres , Cati, además esttan escritos pot tres bellas mujeres.
Un abrazo a las tres.
Lola