martes, diciembre 13, 2005

60-En la Corte del Faraón (Sin Las Corsarias)


Ficticia y Sensibilidades
5 de Noviembre de 2004

Para amantes de la zarzuela y madres obsesivas

¡Por Putifar y el Faraón!¡Que venga el casto José al rescate, que me he quedado en el templo de Amón y no puedo salir!
Es que sueño con Karnak y las pirámides y ya no sé si soy la "Lota" de la zarzuela o la misma Nefertiti rediviva.
Decir que sueño es poco. Yo deliro. Sufro tanto por estos días, que corro riesgo de convertirme en la momia de Tutankamón, de tan arrugada. ¡Ah! ya quedaron ustedes intrigados. Se preguntarán por qué esta cronista de bata y ruleros está describiéndose de modo que casi pueden visualizarla caminando de perfil. Pues paso a relatar algunas de las vicisitudes que me mantienen "egiptologizada".
Personalidad controladora y obsesiva, dice el homeópata que me receta globulitos para paliar el chifle. Que a mi no hay licopodio, ni árnica que me quite la angustia existencial. Ya sé: soy una tarada: "a los hijos hay que dejarlos ser", "somos el arquero de la vida", "su esencia debe manifestarse".
Pero una, que se destacaba por su contracción al estudio, y para colmo se ha casado con otro alumno dedicado, no puede comprender que otro ser humano no disfrute de las mieles del conocimiento. Sumen a eso cuarenta y dos años de diferencia y van a tener ustedes a una mujer en la Corte del Faraón.
Sucede que el nene, ¡si! el mismo que fue al concierto de rock vestido de negro y con muñequeras pinchudas, está terminando su curso lectivo (Primer año de Industrial especializado en transmisión de energía eléctrica) e intuyo que recién estoy en el comienzo del Calvario. Según me informa el rector, mi Fernando es de los mejoresalumnos. Y yo colijo: si él es de los mejores, cómo se van a electrocutar dentro de unos años aquellos que requieran los servicios de sus compañeros. Porque poner su inquieto trasero en silla por sí mismo para estudiar…eso jamás.
Ya sé: "la culpa es mía", "a los niños no hay que sobreprotegerlos", "deben responsabilizarse desde pequeños". Acá somos argentinos, y al revés que en España, no existe la cultura del noporquenoyotedoyuncachetazo. Aquí la educación es persuasiva,necesita colaboración del párvulo. (Colaboración para Fer es, por ejemplo y con la debida exageración, que arquee la mano para recibir el cepillo de dientes con la pasta puesta, y abra la boca para cepillar su blanca dentadura antes de que las caries lo obliguen a ponerse postizos a los veinte).
Acá, los papás comenzamos pidiendo por favor y dando explicaciones para no traumarlos, y llega la época en que los traumados somos nosotros, los progenitores.Bueno, amigos, volvamos al meollo del asunto: el colegial está hasta la coronilla de exámenes, trabajos prácticos y demás yerbas, y para colmo parece que el personal docente desea que los niños piensen.
¡Vaya pretensión! Pretender eso equivale, en buen criollo, a desear que se conviertan en autodidactas.Las consignas son: "investigá, averiguá, descubrí, consultá". Ni un apunte, señor, ni un libro de cabecera, porque con la crisis, los profesores tienen prohibido exigir un libro determinado. Y ahí viene el educando, con cara de hastío y pasos que arrastran las ganasadolescentes de no hacer nada, a pedirnos: -Má: para la exposición del colegio tengo que preparar unas láminas que expliquen cómo la cultura aborigen influye en las costumbres musicales de la actualidad en las diferentes provincias argentinas…
Los pocos pelos que la menopausia va dejando se me erizan. Si una, a duras penas logra que el niño distinga el objeto directo y el circunstancial de tiempo, ¿me pueden contar cómo se consigue que realice semejante proceso de elaboración mental? Y no es que no tenga capacidad intelectual mi muchacho, no, ¡que va!, si es capaz de recitar aldedillo los nombres de las quinientas canciones que forman los veinticinco álbumes de Attaque 77 y los actores y actrices más prominentes de Hollywood, con sus actuaciones más descollantes así cómo qué arquero se destacó en el último campeonato de fútbolafricano, así que una sabe que es “normalito” y tirando a despierto.
Pero es un adolescente argentino y yo una madre añosa (les advierto, hay pocas cosas más difíciles que salvar la distancia generacional que va de Paul Anka o Los Plateros a Nirvana: es abismal).
Como puedo, busco datos que lo ayuden y realiza el trabajo. Respiro.
Pero abre la puerta al día siguiente y me espeta muy orondo: “ahora hay que hacer unas láminas para historia que vinculen la religión egipcia con la arquitectura.Sonrío, feliz, porque en este tema sí puedo ayudarlo con solvencia.
Pero no cuento con que mañana será examinado en tres asignaturas.
Fernando, quizá por ver que su madre está peor que una heroína de Almodóvar, o sea al borde del ataque de nervios, se sienta a estudiar, no sin antes recordarme el tema de las láminas de historia.
Viendo que el meollo le hierve, y así y todo, no estoy segura del los resultados, ahí va esta humilde servidora a buscar, copiar, escribir, imprimir y rezar. Porque los cartuchos para la impresora están por las nubes y las pirámides tragan tinta a más no poder y laimpresora se traba como si la esfinge le hubiera caído indigesta y el papel se arruga, al tener que expulsar la sala hipóstila de Karnak. ¡Ay Jesús! Llega la noche, y para colmo toda la familia tiene hambre. ¿Es que no pueden vivir sin comer? Yo no he podidocomprar nada, corriendo tras el futuro técnico. La cara de mi marido, ante la pizza y las empanadas, es de antología. Caigo rendida, con el trabajo sin terminar, y me digo que si me levanto temprano, podré con él. La esperanza no hay que perderla jamás.Mientras tanto, me sumerjo en la nebulosa del primer sueño y me veo ataviada con túnica turquesa, ceñidas las sienes con diadema de piedras preciosas, envueltos los brazos en serpentarios brazaletes y cantando, como escuchaba hace muchos años en el Teatro Avenida : Ay Ba, Ay Ba…. Hablo dormida, como es mi costumbre, y mi sufridocónyuge lo interpreta como una insinuación para actividades non sanctas a horas improcedentes. Y una qué va a hacer, después de haberle dado por cena pizza y empanadas frías. No puede menos que contarle que el niño y su trabajo sobre Egipto la han llevado al del casto José y…ya se sabe…una cosa trae la otra y…Debo admitir que mi talante, hoy por la mañana, ha mejorado ostensiblemente.Fernando ya partió con sus láminas terminadas como para sacarse un diez.Así que, a pesar de todo, estos sufridos padres deberán, evidentemente, dar gracias al Faraón, su séquito y también a los sufridos docentes argentinos.
A Las Corsarias (pieza que complementaba la anterior) las dejamos para el día en que Fernando deba estudiar historia inglesa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Acabo de descubrir su bitácora, y me parece un hallazgo.
Muchas gracias por las risas y las sonrisas bienhumoradas.
Yo también ando muy frustrada, porque a España llegó con la democracia lo de no traumatizar a los niños con una buena bofetada. ¡Qué pena!
Un abrazo