lunes, marzo 23, 2009

217- Los osos amistosos de Plaza San Martín

Según la enciclopedia, los osos son mamíferos enormes, generalmente omnívoros que, a pesar de su temible dentadura, comen frutos, raíces e insectos, además de carne. Con sus pesados cuerpos y sus poderosas mandíbulas se mueven con un andar pesado, apoyando toda la planta de los pies. Poseen orejas cortas y cola rudimentaria. Son varias las ciudades que tienen como símbolo la imagen de un oso, entre otras, Madrid y Berlín. Claro que también los ha elegido como emblema un pueblo entrañable para mí como Campos, en Mallorca, allí donde mi papá viviera su adolescencia balear. Tal vez por eso, apenas supe de la presencia de estos animales en mi ciudad, corrí a su encuentro.

Es que en las últimas semanas, los porteños hemos tenido la gracia de descubrir que estos animales pueden convertirse en embajadores de la mejor clase, en emisarios de paz y de amistad entre los pueblos e, inclusive, en hermosos exponentes del arte universal.

¡Sí, amigos! Nuestra bella Plaza San Martín se halla invadida por úrsidos multicolores y los vecinos de la Reina del Plata estamos encantados con estos visitantes.

Hablamos de una de las plazas más antiguas de la ciudad que, además de una frondosa y exuberante vegetación, alberga, a los pies de la barranca, el Monumento a los Caídos en Malvinas. De una plaza que se formó a expensas de la mansión denominada “El Retiro” devenida en infecto albergue de la Compañía inglesa del Mar del Sur para alojar a sus esclavos mientras se reponían del viaje. Los que hayan leído el hermoso cuento “La pulsera de Cascabeles” de Mujica Láinez, podrán situar la historia en este lugar, actualmente uno de los más elegantes de la Ciudad.Y no es ésta la primera vez que los animales invadieron la zona…¡Qué va! Si en ella se instaló allá por el 1800 nuestra Plaza de Toros, que también la tuvimos, de forma octogonal y estilo morisco con ladrillos a la vista, fue escenario de una valiente defensa por parte de las tropas españolas cuando los ingleses las asediaron durante horas en 1807. Derribada que fue la plaza de toros, El Retiro sirvió para alojar a San Martín y sus Granaderos a Caballo y, naturalmente, fue el sitio elegido en 1862 para honrar al General con la estatua ecuestre que hoy se puede apreciar. Rediseñada por Carlos Thays, el mágnifico paisajista responsable de la mayoría de las plazas porteñas, y rodeada de edificios emblemáticos como el Kavanagh y el Plaza Hotel, la Plaza San Martín es un lugar delicioso para visitar y, más todavía, estando tan poblado por osos simpatiquísimos.

Así es, el monumento del General San Martín, está rodeado por ciento cuarenta osos de dos metros de alto. Cada uno representa a los países miembros de la ONU (Naciones Unidas) y forma parte de una muestra de arte itinerante que busca difundir el diálogo y el intercambio de culturas y tradiciones. Pintados de manera alusiva al país representado, se ubican uno junto a otro, y, erguidos en sus patas traseras, parecen tomarse de la mano -perdón, de la pata delantera-, en una ronda de unión y de amistad entre los pueblos.

La muestra, “Cultura por la Paz, United Buddy Bears“, que quedó oficialmente inaugurada con un show de tango, nació en 2002 en Berlín, y hasta el momento ha sido visitada por veinte millones de personas, ya que sus creadores, Eva y Klaus Herlitz, pasearon a los cuadrúpedos por varias ciudades de Alemania, así como por Hong Kong, Estambul, Kitzkübel, Tokio, Seúl, Sidney, Viena, El Cairo, Jerusalem, Varsovia y Pyongyang. Entre el merchandising y la subasta de los osos ya llevan recaudados la friolera de US$ 2.250.000, que se destinarán a obras benéficas impulsadas por UNICEF.

¿Cómo no simpatizar con estos ursos de fibra de vidrio engalanados de colores? ¿Cómo no desear que esas patas unidas fueran una realidad en un mundo dividido?

Comenzando con el oso argentino, fileteado de firuletes y con Gardel en la panza, pasando por el norteamericano, que remeda la Estatua de la Libertad neoyorquina, cada uno despierta interés y tiene su gracia. Allí, el verde exuberante del oso mexicano, más allá, un paraguayito cubierto de verde con iguanas de madera. ¿Y los provenientes de lo que fuere la vieja “Cortina de Hierro”, con sus pinturas floridas y delicados paisajes?

Todavía faltan varias semanas para que los osos nos abandonen. Si viven en Buenos Aires, se los ruego, háganse una “corridita” a la Plaza San Martín, un poquito más allá de donde Florida termina en una bella plazoleta. No se van a arrepentir de saludar a nuestros plantígrados huéspedes.

Cati Cobas

2 comentarios:

RosaMaría dijo...

Qué bonito post! Gracias por pasar por mi blog. Quedamos cuando gustes, me imagino que pronto viene Miri. Besote.

CATI COBAS dijo...

Voy a estar muy contenta de conocerte, Rosa Maria. Un beso de Cati