martes, diciembre 13, 2005

28-Vení conmigo



Ficticia-Revista Literaria Sensibilidades
17 de Mayo de 2003

Vení conmigo. Te invito este domingo a Buenos Aires.
Nos bajamos del bondi en Parque Lezama y caminamos despacito mirando las paredes color rosa del Museo Histórico Nacional que tiene todas las imágenes del Billiken y el Anteojito juntos, pero grandes y al óleo. La primera vez que entré, no podía creerlo, era como si mis revistas infantiles, mezcla ingenua de historia básica y chistes de Pelopincho y Cachirula se agigantara ante mis ojos.
Después de la estatua de Garay, agarramos por Defensa pisando el adoquinado. Esa calle, sin ingleses ni aceite hirviente igual está ardiendo de turistas. ¿Sabés que ella contempló la lucha desigual con los albiones que querían quedarse con la pampa? ¡Como cambiaron los tiempos! La conquista no es como en el Virreinato, a puro soldado y bayoneta. Los rubios lucen hoy sus lindos dientes blancos parejitos y en la mano se adivina el empuñar el maletín ejecutivo de lunes a viernes en la City...También hay alemanes, españoles y hasta algún trasnochado japonés al que me dan ganas de contarle que, de chica lo soñaba, cuando aprendí el significado de la palabra antípodas.Alguien nos cuenta que son cada vez más los que llegan para aprender a bailar tango de verdad, tango en su cuna.
Mas allá, varios chiquilines que en todo se parecen al de Ferrer y Piazzolla se ocupan de abrir y cerrar las puertas de los autos. Se ven demasiadas “caras sucias de angelito con bluyín ...” en este Buenos Aires dos mil tres. Gorriones solitarios que buscan cobijarse en las bandadas urbanas de niños sin infancia.
Pero mejor miremos esas casas, son muchas las antiguas, con zaguanes de pisos en damero y rejas voladas sobre las veredas. Faltan el quincallero y la mazamorrera. Casi, casi, se escuchan sus pregones.
El barrio de San Telmo era asiento de la flor y nata de la sociedad porteña, (algo de flor y mucha nata, porque la mayoría explotaba los campos ganados al indígena donde las vacas eran el máximo tesoro) allá por el mil ochocientos. Entonces, muchas familias levantaron aquí sus espléndidas mansiones, y estas casas son los vestigios de las mismas. La fiebre amarilla diezmó San Telmo y los ilustres huyeron hacia el norte.Los deslustrados, que no pudieron escapar a la peste, familias de obreros italianos y españoles que trabajaban en el puerto, ocuparon los palacetes abandonados. Aquellas enormes casas fueron llenándose de inmigrantes que alquilaban una habitación con baño y cocina compartidos. Algunos perduran, se llaman ahora hoteles de renta, pero la mayoría, por obra y gracia del progreso, se convirtieron en comercios que muestran antigüedades de todo color y forma y muchos, pero muchos cambalaches con estilo.Mirá ese cielo azul y transparente… ¿escuchás el canto de los pájaros? ¿Te imaginabas que a pocas cuadras de la Rosada íbas a encontrar este patio con aljibes y jazmines?
Decíme la verdad…ni en tus mejores sueños. Esto también es Buenos Aires.
…Tense razón, la Plaza Borrego debe estar en su apogeo, son apenas las tres de la tarde.
¿Tomamos el café en las mesitas de hierro fundido color verde oxidado, mirando a los bailarines de tango que hacen firuletes en la esquina? Quejas de bandoneón suena mejor un domingo por aquí, en vivo y en directo. Si, ya sé que el Rastro es increíble y que el Mercado de Pulgas de París, inolvidable, pero mirá, fijáte bien, esos frascos de perfume ¿no son como los de tu abuela Dominga? …¿Y aquellas tarjetas con rosas victorianas de principios de siglo? Me pareció ver unas parecidas en un cajón de casa. ¡Hasta pelelas de porcelana con la tapa tienen! ¡Y las cortinas de macramé de la señora P!



Bueno, la campana de la iglesia repica las cinco de la tarde y hace frío. Volvamos si querés a nuestro sitio. Yo, a Parque Chacabuco, no muy lejos y vos, vos a Madrid, Milán, Barcelona o donde cuadre.
Decíle a tus papás que San Telmo y Buenos Aires los van a seguir esperando, porque ustedes son para siempre parte nuestra, aunque el viento globalizado los haya arrancado de esta tierra de jacarandaes y malvones, de paraísos, tipas y perfumadas madreselvas.

No hay comentarios.: