jueves, marzo 27, 2008

165- Rondalla* del “¡hasta siempre!” (Rondaia* del “fins sempre!”) Per Na Cati a Bons Aires Capítulo V (y cierre) del "Diario Para El Encuentro"

Mi abuela Isabel me contaba, cuando yo era pequeña, en Buenos Aires, la historia de Catalinita, La Señora Ratita y El amor de las Tres Naranjas y ahora sé que esas narraciones eran “Rondaies Mallorquines”. He intentado escribir entonces, “al estilo” de una de ellas, la despedida de Buenos Aires de mis primos Miquel y Apolonia como cierre, por ahora, del “Diario para el Encuentro”.

Esto eran dos payeses mallorquines, “en Miquel i na Catalina”, que por unos años vivieron en la República Argentina, donde hicieron su pequeña América, cultivando la tierra negra y fértil de la Provincia de Buenos Aires. Ellos tuvieron cinco hijos: Antoni, Tomás, Miguel, Sebastià y Catalina. El mayor nació en Mallorca, pero por unos años vivió en Argentina y los dos más pequeños nacieron y vivieron en la isla. Hubo un tiempo en que soplaron en la Roqueta vientos de dolor y Tomás y Miguel, los que fueron alumbrados en el Río de la Plata, a él regresaron, en busca de una vida diferente, siendo aun muy, muy jovencitos.

Y así estuvieron todos por mucho tiempo, contándose cosechas, bodas y bautizos, nacimientos y muertes en papel, hasta que, al morir los padres, los hermanos fueron encantados por La Dama del Silencio y durante cuarenta años, a uno y otro lado del Atlántico, no se dijeron nada de nada. Ni una sola palabra.

Los tres más grandes se durmieron para siempre, y tal vez se hayan vuelto a hablar frente a San Pedro, pero sus hijos y nietos en la Tierra se preguntaban siempre por las otras ramas del árbol genealógico hundidas en el mar, mientras clamaban al Dios de las Palabras por ayuda.

-¡Somos como hojitas perdidas, Señor de las Palabras!-, decía una hija de Tomás en Buenos Aires.
-Hay veces en que me siento diferente a todos y no encuentro aquí nadie semejante a mí-, increpaba una nieta de Toni, allá, en la isla.

Y así, prácticamente todos.

Hasta que llegó la Linterna Ultramarina, que colaborando con el Señor de las Palabras, rompió el hechizo en forma mágica. Aparecieron muchas voces, con el Mago Sebastià, a la cabeza, que devolvieron a todos la familiaridad que hacía falta.

Y desde entonces, a ambos lados del Océano -desde Buenos Aires hasta la lejana Suiza, pasando por Mallorca y la Villa del Oso y el Madroño- se viven dos tiempos al unísono, hechos de almendras y ceibales, jacarandáes y olivos, ximbomba y bombo, miel y dulce de leche, sobrasada y chinchulines, noche y día, en un diálogo que parece no tener fin y esperemos que así sea.

En prueba de ello, el Dios de las Palabras envió al Plata a su Adelantada -una muchacha muy “garrida”-, que actuó como gentil embajadora y luego, a Miquel, hijo mayor de Toni y a Madó Apolonia, su mujer, que completaron la tarea de modo prodigioso. Precisamente para ellos es esta rondalla que no dice “adiós”, sino “¡hasta siempre!”.

Y si no creen lo que cuento, deberán preguntarlo, porque desde que esto sucedió, todos los protagonistas disfrutan de la vida de un modo mucho mejor que el de las anteriores generaciones y están dispuestos a vivir más y más años y a hacer unas fiestas “de pinyol vermell” cada vez que se encuentren, aunque no haya boda.

Y en el cielo nos encontremos todos juntos. Amén.

Cati Cobas

*Rondallas mallorquinas
De Wikipedia, la enciclopedia libre

Las rondallas mallorquinas (rondaies mallorquines) son cuentos de la isla de Mallorca, de tradición oral que pasaban de boca en boca y de padres a hijos.

Aparecieron en forma escrita a partir de las recopilaciones realizadas por Mossén Antoni María Alcover i Sureda bajo el seudónimo de Jordi d'es Racó y que se publicaron a partir de 1880 bajo el título de Aplec de Rondaies Mallorquines d'En Jordi d'es Recó en veinticuatro volúmenes.

La recopilación está estructurada de tal manera que antes de cada cuento se especifica quién se la contó al recopilador, si se la contaron distintas personas de distintos pueblos e incluso si los personajes eran de ese pueblo.

Resultan notables por ingente trabajo de recopilación de folklore del autor y por haber seguido siendo publicadas en su malloquín original en una época en la que el uso del mismo no estaba bien visto en España por decirlo eufemísticamente. Tal fue la popularidad de la recopilación que las rondallas se llegaron a grabar y emitirse en la radio desde finales de los años cincuenta hasta mediados de los años setenta. Resultó uno de los programas con más éxito de la emisora, Radio Popular de Mallorca. Colaboraba en ese programa Francesc de Borja Moll que había sido a su vez colaborador de Alcover. De nuevo hay que subrayar el aspecto atrevido (para la época y contexto político en el que se iniciaron las emisiones) de emitir un programa en catalán.

La labor de recogida de tradiciones orales fue ingente, pero parece cierto que el material recogido fue sometido a cierta transformación para convertirse en lo finalmente publicado. Como no se trataba al fin y al cabo de realizar un trabajo de investigación, sino de conservar para el público general las rondallas, sin duda el material que le llegó incompleto o por partes fue rellenado y ordenado según su criterio.

Con todo, a pesar de haber sido sobrevaloradas por unos e innecesariamente vilipendiadas por otros, las rondallas fueron y son parte de la identidad cultural de las Islas Baleares.

Las rondallas y otros cuentos populares

Las rondallas contienen elementos comunes a otros cuentos populares de Europa y de otras partes de España. Aparecen personajes que son equivalentes a Blancanieves, La Cenicienta (Francineta), animales parlantes y personajes fantásticos como gigantes (gegants), demonios (dimonis) y dragones (dracs). De otro lado, en muchos casos los personajes forman parte del acervo cultural, mucho más cerrado, de la isla. En ambos casos los personajes son de Mallorca, viven en Mallorca y sus aventuras transcurren, por lo general, en Mallorca.

En algunas rondallas el argumento se toma prestado de obras de literarias o de la dramaturgia como El mercader de Venecia.

Debido a su antigüedad, muchos de los argumentos resultan crueles (y quizá hoy políticamente incorrectos). También abunda el humor escatológico, lo que resultaba siempre especialmente divertido para el público infantil.

Las rondallas tienen en definitiva un tono moralizador, perteneciente a la época en que fueron transcritas. Aunque tengan en ocasiones, como se ha dicho antes, argumentos crueles, ensalzan virtudes como la sencillez, la honradez y la ayuda al prójimo
.

4 comentarios:

Lola Bertrand dijo...

¿ qué bellas palabras Cati! , me gusta mucho leer tus andanzas familiares... y la foto estupenda.
Abrazos de mar.
lola

Joan Antoni Estades ds Moncaira i Bisbal dijo...

M'ha agradat aquesta rondaia en versió argentina
O sea que Me ha gustado esta "rondaia" en version argentina que es la historia de su propia famulia y de muchos compatriotas nuestros que un dia dejaron la querida Roqueta.

CATI COBAS dijo...

Muchas gracias a ambos por la gentileza de dejarme saber que me han leido y les ha agradado.

Un cordial saludo de

Cati Cobas

RosaMaría dijo...

Cómo no nos van a agradar! También a mí me está pasando que aún siendo descendiente pura de italianos se me ha metido esta tierra Gallega en el cuore, donde aprendí a cantarle en gallego a través de Follas Novas una de las mejores corales polífónicas de Coruña. Por eso te comprendo y siento que tienes un corazón grande y cariñoso que alberga muchas raíces, como el de casi todos los argentinos y también de muchos españoles dispersos por el mundo.
Perdona por lo extenso, pero tus escritos llegan hondo y me producen una verborrea que no tengo a menudo. Besos