lunes, diciembre 12, 2005

13-Madre añosa

Ficticia

19 de Noviembre de 2002

En el diario leo que cada vez será más fácil ser madre a los cincuenta…que la ciencia está jugando con la vida mientras en mi país el hambre nos acerca a todos a la muerte. Sin embargo y para ver un poco el lado soleado de las cosas, por si entre mis lectoras hubiera interesadas en ser madres a esa edad, les advierto…ser madre añosa es ímproba tarea, no tengan dudas al respecto.
Llega el hijo a casa y a la hora de responder un cuestionario sobre historia argentina el nene nos comenta: -Mami, acá dice que le pidamos a los abuelos una lista de las cosas buenas y malas que hizo el General Perón. ¿A los abuelos? Y una, que vio el bombardeo de la Libertadora, con ojos asombrados de niña de primaria, desde la terracita de su casa, pues, ¿cómo decirlo?, en esa época no había edificios altos que obstruyeran la visión aunque viviera a cuarenta cuadras de la Plaza de Mayo, una, que escuchaba por radio los discursos de la época y aprendió a leer con un libro que decía “yo amo a mi mamá y amo a Evita”,una, en fin, no sabe cómo explicarle que no es su abuela pero como si lo fuera…
Después llega la hora de la música: suenan las bandas en el cuarto de Fernando: La Renga, Los Redondos y Attaque me ensordecen. Procuro en vano adaptarme al manicomio y sonrío disimulando como puedo el desconcierto. ¡Pobre hijo mío! ni me atrevo a hablarle del Club del Clan, Paul Anka o Neil Sedaka que, ¡horror! acompañaban mis tardes musicales. Pienso también que si osara mencionar mi infancia al compás de los pasodobles de Lolita Torres sonaría directamente antidiluviana. Es precisamente ahí cuando propongo: ¿qué te parece Fer si vamos a comprarte una remera? No lo hubiera hecho…volvemos con dos remeras negras como el azabache con unos logotipos de las mismas bandas musicales que, lejos de darle al muchachito el aire formal que su madre esperaba, lo convertirán en forajido sólo con ponérselas. Pero eso sí, suspiro aliviada porque conseguí que no se comprara todavía las muñequeras punk que tanto lo entusiasman.
¡No!, ser madre añosa es muy difícil pero no quiero imaginarme pobrecito, lo que es ser hijo de esa madre…
Mi espíritu, como ya saben es de arrojo y dispuesta a conservar el cariño de mi párvulo, acepto entusiasmada, una nueva propuesta: “Má ¿me dejás ir a jugar en red?”
Y uno piensa…pobre chico, madre vieja, que no termina de comprender sus deseos, no puedo impedirle que vaya a jugar al Counter Strike con sus amigos. Claro que vivo en Buenos Aires, y me asalta el temor…mejor lo acompaño.
A la media hora suena mi teléfono: la realidad supera todo. Es la segunda vez en poco tiempo que la pantalla de la computadora deja salir sus personajes. Definitivamente, la Web es peligrosa.
El locutorio ha sido objeto de un asalto y los ladrones armados hasta los dientes comenzaron el robo jugando Counter con mi hijo y sus amigos para luego, una vez contemplado el panorama convertir a sus compañeros de juego en rehenes inocentes. Fernando ya no sabe quién es Counter y quién Striker. Con once años y soportando madre añosa, debe aprender a convivir con un horror inimaginable del que estos robos son un emergente más.
Salgo corriendo a rescatarlo y cuando lo logro vuelvo a contar sus dedos como cuando era pequeño. Él no se da cuenta, pero me abraza fuerte, muy fuerte. Y yo, que todavía rezo, le pido a Dios que me de fuerzas para seguir siendo para él la mejor madre posible, vetusto salvavidas, en medio de este naufragio que no parece detenerse.

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