lunes, octubre 30, 2006

105- La herencia

Publicada en la "Antología Sensibilidades Oro", presentada en Madrid
por el Foro Literario Sensibilidades. (Dicho Foro, creado por Luis Enrique Prieto Vázquez, dejó de existir en mayo de 2005
)
Recuerdo el día en que papá te trajo luego de firmar una docena de pagarés para poder tenerte. Olías a nuevo y satinado. Confieso que, aún hoy, ese aroma me resulta casi, casi, lujurioso. El cuero de tus tapas encerraba el mundo en aquellos años.
No había más: la radio y el papel eran las formas cotidianas de acceder a la vida más allá de nuestra sencilla casa. Eras un lujo, y como tal, ocupaste siempre el lugar de honor en nuestra biblioteca. Por vos supe de Goya y de Velázquez, de vos aprendí el nombre de los pájaros y a vos acudí cada vez que las tareas escolares se volvían complicadas. Me acompañaste durante todos los años jóvenes y fuiste buen amigo. Mejor que yo, quizás, porque te olvidé durante mucho tiempo en brazos de otros libros y otras bibliotecas. Es más, ahora tenés una competidora electrónica que resuelve lo que vos en un pulsar instantáneo de teclados.Pero siempre se vuelve al primer amor, eso es tan cierto…
Cuando regresé a esta casa convertida en madre de mi madre y te encontré, fue como si nunca nos hubiéramos separado. Como en los viejos sabios, descubrí en los recovecos de tus páginas algo más: eras mi verdadera herencia. Mi madre ya no habla con la voz. Ella, que profesaba un culto a la dicción y al buen decir, sólo se expresa con los ojos. No puede cargarte tan siquiera, pero cuando sus nietos buscan la respuesta a alguna tarea de la escuela, mi madre te señala. En tus páginas ha albergado cientos de recortes elegidos entre LaPrensa y La Nación que amplían tu saber y lo concretan. Así descubro que le interesaba Borges, que un 4 de junio partió de este mundo Andrés Segovia o que Marguerite Yourcenar nos dejó en un diciembre nevado y aterido. También surgen los nuevos descubrimientos de las ciencias, el viaje del hombre a la luna y las reseñas de las últimas guerras destructoras.
Sos mi legado de palabras, de sueños y, tal vez, de olvidos.Pero sos, también, el mandato que dice: "la vida continúa" y el saber debe ocupar un preciado sitio en ella. Por eso, en unos años, quizás algún nieto descubra en la mitad de tus entrañas, allá donde se encuentra muy oronda la letra h, la infografía sobre las hormigas que acabo de agregar apostando al mañana.
Cati Cobas

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué tiempos!, Cati, los de la lectura. Los libros cambiaron el cerebro de los seres humanos. Y ahora las imágenes volvieron a cambiar otra vez el cerebro. Y el mundo será otro, inexorable cambio.
Un beso.
Myriam/Miriam