miércoles, octubre 24, 2007

151-"Mediodía de colores" Capítulo III de "Las brasas que despiertan"(Apuntes para "Una Historia de Las Dos Orillas")


“Turbio fondeadero donde van a recalar
barcos que en el muelle para siempre han de quedar;
sombras que se alargan en la noche del dolor;
náufragos del mundo que han perdido el corazón;
puentes y cordajes donde el viento viene a aullar;
barcos carboneros que jamás han de zarpar;
torvo cementerio de las naves que, al morir
... sueñan, sin embargo, que hacia el mar han de partir.”

Niebla del Riachuelo, Tango de Cobián y Cadícamo

El empedrado de la Vuelta de Rocha resonaba, todavía, con el candoroso repiqueteo de mis primeros tacos altos, aunque lo trajiné en zapatillas, pies cansados, en ese mediodía de domingo en que me sentí turista en mi ciudad. Compartir el Barrio de La Boca, a orillas del Riachuelo, con una muchacha en flor, rejuvenece, ciertamente.

Jorge y yo nos disputábamos el contar a Ángela cuanto sabíamos de esta zona, único refugio que ofrecía a los navíos este tramo de la costa pampeana y sede del primer puerto que tuvo la ciudad. Le hablamos de los primeros inmigrantes, italianos en su mayoría, que construyeron sus casas con lo que tenían (madera y chapa), de los talleres, saladeros y curtiembres y del lunfardo y el tango surgidos como producto de la marginalidad y el arrabal para llegar a constituirse con el tiempo en nuestro emblema ciudadano.

“La Adelantada” supo, entonces, de este barrio de casas travestidas en colores tan intensos como los que Benito Quinquela Martín, el pintor boquense por excelencia, plasmara en sus trabajos; del día en que nos encontramos con el artista cara a cara, entre los mascarones de proa, allá en la Escuela-Museo que donara a Buenos Aires; de la Isla Maciel y sus historias de taitas y malevos y de tantas, tantas otras cosas; sin olvidar a “La Bombonera”, el estadio del Club Atlético Boca Juniors, donde pronto veremos a nuestros amados Serrat y Sabina en concierto, ciertamente.

Sin embargo, nuestra sabia visitante prefirió dejarse acunar por los ocres, rojos y verdes del paisaje o saludar, con la mano, a una camisa y un pantalón que se balanceaban, secándose al viento fresco de la incipiente primavera de Buenos Aires. Prefirió abrir su corazón a la caricia de una milonga en una guitarra trasnochada o dejarse seducir por los cuadros de la calle Caminito, de la mano de algún joven aspirante a artista.


La Plazoleta de los Suspiros, nos acarició con su dulzura de paraísos en flor y Magallanes, la calle de los artistas plásticos, con sus lacres y azules, sus patios laberínticos y ese delicioso conventillo “for export” en el que nos sumergimos, con fruición, para contemplar el paisaje, gozando de la óptica de algún gorrión hambriento de vivencias.

¿Dije hambriento? Me debe haber traicionado el subconsciente. Famélicos estábamos luego de un peregrinaje tan largo como emocionante. Nuestros estómagos gruñían y nuestras extremidades inferiores clamaban por algún buen fuentón de agua fresca. Mi marido buscaba algún lugar donde refugiarse de la intemperie ya que, puesto a elegir, prefiere la intimidad de algún local tranquilo y silencioso, al cielo abierto y las veredas transitadas, lo cual, luego de treinta años de matrimonio, llevo asumido, como él mi tendencia al papelón inveterado. Pero era evidente que ése no era “su” día: ¡una mesa en plena calle! fue el sitio propicio para recuperarnos de maratones, fotos a la antigua y tangos “de mi flor”, al compás de una…comparsa candombera y uruguaya, que repicaba sus tambores en una muestra de confraternidad rioplatense inigualable, precisamente junto a la oreja de mi atribulado consorte, que hacía malabares para no incomodar a nuestra deliciosa y cálida acompañante.



El día recién comenzaba, sin embargo. ¡Pobre hombre! “La historia” continuaría con sobrasada y ximbombas, con miel y pan con aceite y tomate. Los Covas/Cobas estaban reencontrándose y “La Embajadora” debía ejercer como tal en pocas horas.

Cati Cobas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que ese ha sido uno de los lugares preferidos del Buenos Aires que me enseñastes... de hecho la próxima vez que vuelva quiero pasarme allí todo un domingo por la mañana entero ...

Gracias Tia por escribir todo el viaje... son cosas que yo siempre haría y que nunca hago...tengo mucho que aprender de tí

Besitos, Angela

Mª Ángeles Cantalapiedra dijo...

Que me he emocionado... El vídeo es estupendo. Cuando algúun díia vvaya quiero que mee haggas los mismos recorridos que a Ángela, ¿vale?
Una cosa, ya sé que es meterme donde nadie me llama, pero este blog que es una preciosidad, necesiita música.
un besin