lunes, junio 25, 2007

134- "La campana de madera"suena en Gonzales Chaves

Aclaración: la ortografía del nombre del pueblo es correcta.

...........................................................................................
Antes de que yo naciera, mamá fue profesora en el Normal de Las Flores, una ciudad de la Provincia de Buenos Aires rodeada de campo. Siempre me contó, con añoranza, “la vuelta al perro”, la confitería de la estación, la plaza principal, la farmacia, la pensión que la alojaba, sus compañeras, sus alumnos y todo lo que hacía a lo cotidiano en ese ámbito más rural que propio de una ciudad.

Y sé que algún libro de nuestra biblioteca guarda todavía, entre sus hojas, un periódico local que tiene registrado el discurso que ella diera en la escuela durante una fiesta patria.

Quizás por eso, el “Tacurú”, de Concordia, “El Urbano”, de Chacabuco o “El Informador, de Saliqueló, junto a otros cientos de nombres más, que corresponden a publicaciones periodísticas de distintas ciudades y pueblos de mi país, me resulten tan interesantes y simpáticas.

No son Clarín o La Nación, tampoco La Razón o La Prensa, pero en sus páginas se resume la vida de esos lugares que, en muchos casos, a la vera de lo rural, transcurre con un ritmo más pausado y sereno que el de esta Buenos Aires febril y complicada.

Muchas veces sus lectores, que todavía disfrutan de los pequeños placeres cotidianos aquí perdidos entre bocinas y baches, se conocen entre sí, y encuentran, en sus páginas, el eco a sus necesidades, el reflejo de sus vidas sencillas más cerca de la naturaleza.

No es de extrañar, entonces, mi enorme alegría al recibir esta mañana un sobre de papel madera que contenía un ejemplar de “El Nuevo Heraldo” de Gonzales Chaves en el que se publicó mi crónica “La campana de madera”, gracias a Stella Quiroga, una “oyente fiel” de Daniel López, el periodista de Radio Continental, y, por bendito carácter transitivo, lectora de mis crónicas.
Stella es esposa del Director del periódico, y lo torturó en forma harto suficiente como para que mi campana sonara en ese pueblo, “Capital Nacional del Vuelo a Vela”, al sudeste de la Provincia de Buenos Aires, en una región agropecuaria donde se cultivan principalmente gramíneas
y lino, lugar donde se practica turismo rural, pesca y caza, así como diversos deportes náuticos y el ya mencionado vuelo que prestigia la ciudad.


Saberme leída por “la buena gente” de Gonzales Chaves me produce una satisfacción muy grande, sinceramente. Casi, casi como la que sentiría mamá si pudiera sentarse, otra vez, en la confitería de la estación de Las Flores junto a sus compañeras, profesoras del Normal, a tomar el té y a mirar la llegada del tren de las cinco de la tarde mientras repasa el texto del discurso del 25 de mayo en el periódico local.

Cati Cobas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La escritura tiene varias finalidades:ense�ar, comunicar, entretener, evadir, y otra subterr�nea de hondo calado que essatisfacer a quien la escribe y a quien la lee. T� Cati, adem�s de mostrar, calas en la gente.
�ngeles Cantalapiedra

Anónimo dijo...

Estupendo, Cati, tu Blog es muy interesante.
Abrazos
Lola Bertrand