viernes, abril 13, 2007

122- Por la mitad (Caticrónica para Daniel López y sus "Oyentes fieles")




“Un amigo nuevo no es lo mismo, Pepe,
nos quiere por la mitad…”

(“Zamba para Pepe”,
de María Elena Walsh)

De lunes a viernes, invierno y verano, poníamos la pava al fuego, y encendíamos la radio. “Una nueva mañana”, en la voz de Copani nos ponía de buen humor a pesar de que las noticias no fueran del todo buenas. Ser “oyente fiel” de Radio Continental, Desayuno y del periodista Daniel López y su equipo tenía sus compensaciones.
Con el primer mate, las voces de los oyentes. Con el cuarto o quinto, una canción elegida para nosotros, y trasmitida en diferentes voces y ritmos que traía alegría a la mañana, por fría o lluviosa que ésta fuera. Untábamos las galletitas mientras conversábamos con el político de turno o nos enfrascábamos en alguna conversación con disensiones respetuosas.
Nosotros (mi esposo y yo) estábamos ahí. Nosotros y muchos de nuestros amigos. Algunos, de toda la vida y otros, como Coqui, de Almagro, Juan, de Palermo o Mónica, de Las Flores aparecían de repente diciendo lo mismo que nosotros pensábamos o protestando a voz en cuello, y haciéndonos debatir entre lagaña y lagaña.
Daniel era el fiel de la balanza, el equilibrio entre opiniones, la pregunta serena, nuestro portavoz y nuestro escudo.
Un bendito día me animé a escribirle, y nunca más se cortó el hilo de la comunicación respetuosa. Es tan insólito que un señor como él nos responda los mails, se interese por nuestros problemas (grandes, como la educación o chiquitos, como no conseguir un taxi para la mamá discapacitada). Pero así fue. Daniel se convirtió para muchos de sus oyentes en un amigo a la distancia.
Él y el cura Menapache; él y Orlando Barone; él y cada una de las locutoras o periodistas que lo acompañaban.
Los viernes esperábamos las ocho para escuchar El Texto. ¡Qué alegría cuando fue uno escrito por mí! Los llamados de respuesta duraron varios días seguidos, y recibí incontables mensajes vía computadora de aquellos que, como nosotros, estábamos ligados en un “Desayuno” nacional irreemplazable.

Hasta que, como suelen ocurrir estas cosas, alguien preclaro decidió que era hora de cambiar la programación de la radio y nuestro “desayuno” cambió, acompañado por una voz femenina que nos merece el mayor de los respetos y los afectos, pero que nos hace tener ganas de cantar la “Zamba para Pepe” del preámbulo de esta crónica.

Daniel no se ha ido de la emisora. Es más, actualmente dirige la emisión de las noticias, y forma parte de un programa importantísimo que escuchamos con la esperanza de recuperar el bien perdido.

Sabemos que en este 2007 eso será imposible. Pero nos queda la ilusión de que la botella arrojada al mar a través de estas palabras, nos permita, el año próximo, volver a “desayunar” con el amigo radial que sus oyentes fieles extrañamos tanto.

Cati Cobas

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Coincido contigo totalmente, todavía no puedo creer que no tengo más la potente, clara y dulce voz de Daniel despertándome a las 6. Lo extraño muchísimo, trato de escuchar el programa de las 9 pero no es lo mismo, está en un segundo plano, hay otra voz que domina el aire, ese no es el lugar que merece un profesional como Daniel. La dirección de Continental ha conseguido que quite la radio del dormitorio donde era tan feliz escuchándolo. Por favor Radio Continental, que Daniel ocupe el lugar que nunca debió dejar. Gracias.

Anónimo dijo...

...OH!!gente còmo una ¿vio? yo amo a Daniel...me parece una falta de respeto a su trayectoria y buonomìa el estar detràs de ... èl es mejor,tiene àngel. lo extraño...no escucho màs a esa hora radio continental, me aburre

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, su respeto, la participación de los oeyentes que los hacía sentir partícipes , realmente se extraña en ese horario y mucho mas a los que no lo podemos ya escuchar por razones laborales .

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, su respeto, la participación de los oeyentes que los hacía sentir partícipes , realmente se extraña en ese horario y mucho mas a los que no lo podemos ya escuchar por razones laborales .

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, su respeto, la participación de los oeyentes que los hacía sentir partícipes , realmente se extraña en ese horario y mucho mas a los que no lo podemos ya escuchar por razones laborales .