miércoles, noviembre 22, 2006

Gran Crónica de Ida y Vuelta a Buenos Aires



El año pasado, Buenos Aires, mi familia y yo recibimos a Mª Socorro Mármol Bris (Gaviola de Aznaitín o La Mágica Señora de Sierra Mágina) y su esposo. Socorro es abogada y escritora. O, mejor escritora y abogada. O...la verdad, es mucho más que eso. Ella tuvo la deferencia de pedirme en su momento que prologara su libro
MÁGINA MÁGICA, Cuchicheos y Patrañas de Gaviola de Aznaitín
Socorro comenzó a escribir sus impresiones de estas tierras, y yo le respondía, en el foro que compartíamos en esa época (Sensibilidades).
Ahora, ha reunido esos textos , junto con los comentarios de los compañeros de esa época (que se reparten actualmente entre los foros cuyas referencias están en el encabezado de este blog) en la página web del foro Iceberg Nocturno.
Por tratarse de un trabajo que considero original, en materia de crónica de viajes, y en el caso de Socorro, una muestra de lo buena escritora que es, pongo el link al mismo en esta página.
Espero que lo disfruten...(con auriculares, si quieren).
Cati Cobas
Y de la misma Socorro, este poema que me ha regalado y que comparto con ustedes...
HERMANAS DE LECHE-TIERRA
Poema de Gaviola para este año

Me despierto, y te imagino allí…
Al otro ladodel Mundo,
mi hermana está dormida.

No es aún tan temprano.
Ni tampoco tan tarde; exactamente
son apenas las siete de esta España
desde donde te añoro entre tu Primavera
que ayer mismo estrenabas por Boedo.

Quizá tan sólo añore
aquel Otoño nuestro de lapachos,
un Marzo de estupor porteño y tenue
donde las avenidas son siempre interminables
y la calle Florida imprescindible...

Quizá sea Chacabuco,
o Caminito,
o San Telmo vendiendo su pasado
con manos de anticuario inmemorial.

Quizá sea que el invierno por aquí se apresura
desde los Pirineos hasta Castilla,
hambriento de ese Sur radiante y tibio,
y yo quiera evadirme
del viento que murmura soledades
de sangres desgajadas en coloquios
de apenas ocho días,
para beber del pecho de la tierra
que hermanó con su leche nuestra sangre.

Miro el reloj: las ocho ya; las ocho
en punto de recuerdos recurrentes.

Mi hermana, al otro lado de un tiempo por venir
debe tener los ojos en un sueño,
de luces baleares, sospechando
el regreso de alguna de nosotras
a ese dulce y fatal punto de encuentro.


Aquí el reloj me acerca hasta el invierno.
Allí, la primavera…

Gaviola

1 comentario:

Lola Bertrand dijo...

Vaya , Cati, mira que ando con los minutos contados , pero me hiciste picar y entré en la Web de Iceberg: resultado, me he vuelto a leer las "crnicas-cruzadas", te confieso , amiga, que las he disfrutado.
Un abrazos de lola

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