sábado, agosto 01, 2009

226-El miedo (Es el tema del mes de mi foro ICEBERG NOCTURNO)

¿Tendrá miedo? Abre sus ojos casi ciegos como si volviera a darle nombre a cada cosa, a cada pequeño detalle del mundo exterior. más allá de las cuatro paredes de su casa.

Hace tanto que se ha hecho dueña del silencio. Más de diez años ha pasado casi muda, entre sus muebles, sus plantas y esa ventana a la que se asomaba, apoyada en su bastón de tres patas.

¿Tendrá miedo? Aurora, sentada en el coche que la lleva a otro lugar que no es el suyo, decide no llorar. “No quiero dar gusto a los vecinos”. “Me has cuidado mientras has podido, hija, nada nos debemos”. (Eso quise entender anoche mientras nos despedíamos). Mamá no llora. Hubiera querido que lo hiciera. Me sentiría mejor, lo juro. Pero Aurora –sigue siendo Aurora- contempla el mundo mientras el coche avanza hacia su nueva casa.

¿Tendrá miedo? ¿Podrá sobrevivir a este tajo infernal? ¿A esta estocada que mi cansancio y la vida le dan con noventa años a cuestas? Está de espaldas a mí, y sonríe al conductor. Espía las calles, los edificios, con curiosidad. Comprende que vivirá en un barrio que no es el nuestro. ¿Tendrá miedo?

El coche llega a destino. Bajamos sus cosas -¡qué poco necesitamos al final de la vida!- y Aurora entra a la que será su nueva casa. ¿Tendrá miedo?

Otra vez los ojos, redondos y asombrados. La recibe la médica encargada del lugar. Aurora se da a entender, procura ser amable y atenta. Hasta simpática. ¿Tendrá miedo?

La acompañan a conocer su habitación, los sitios y la gente que reemplazarán en lo cotidiano la vida familiar y un tanto desquiciada a la que estaba acostumbrada con dos adolescentes en rebeldía dando vueltas por nuestra casa. ¿Tendrá miedo?

Aurora almuerza con apetito, y yo salgo un momento por un café porque los responsables del lugar así lo sugieren. ¿Tendrá miedo? Mi corazón y mi estómago son uno de puro dolor y encogimiento. No debimos tomar esta decisión. ¿Y si muere de pena ahora mismo? ¿Qué hará por las noches cuando no nos vea? ¿Tendrá miedo? ¿La atenderán bien? ¿Serán crueles con ella? ¿Podrá darse a entender entre extraños? ¿Tendrá miedo?

Colocamos en su mesa de luz la imagen de la Virgen de Lluc, que la acompaña desde hace un tiempo, junto a un portarretrato con una foto de la última Navidad y un pequeño florero con flores celestes, que pensé podía gustarle. La abrazo en su nueva cama, en la que se dispone a descansar a la hora de la siesta. Ya no tengo nada que hacer ahí. Volveré al día siguiente.

La casa está en silencio. Su cuarto: vacío.
También mi corazón.
Lloro por las dos y por la vida.

Regreso día a día porque no puedo quitarme la pregunta de la entraña. Es como separarse de un bebé recién nacido. Aurora me parece extremadamente frágil. Debe tener miedo aunque me sonría cada vez que llego, y me asegure que no hace falta que regrese todos los días para verla porque está bien y la atienden mejor.

¡Tiene que tener miedo…! ¡Me lo oculta, sin duda! Su amor de madre es más fuerte que los deseos de llorar y de quejarse por su nueva situación! ¡Por eso disimula sus temores y sus incomodidades!

Día tras día vuelvo, obsesivamente y a distintas horas. Tengo que ver el miedo en sus ojos en algún momento.

Llegue cuando llegue, Aurora está tranquila, sonriente, contempla el jardín, a sus compañeras y compañeros, guiña un ojo a la mucama que le alcanza un vaso de agua. ¿Estará mejor que con nosotros?

Este jueves voy a verla, y la encuentro tratando de colocar en un tablero de lotería los números de las bolillas que la terapista ocupacional canta en el bingo. En unas horas, un peluquero le arreglará el cabello. ¿Tendrá miedo?

¡Ay Aurora! Con noventa años a cuestas todavía podés sorprenderme y enseñarme. Darme lecciones de flexibilidad y de coraje. Como buena maestra me estás regalando tu sabiduría, que espero aprovechar. Pero eso sí: en cuanto pueda digerirla.

Porque, mami, la que tiene miedo ahora soy yo, definitivamente, yo, tu hija...

Cati Cobas

8 comentarios:

Chepsy dijo...

Hola Cati,como te imaginarás, me impactó tu crónica. Sí es eso, miedo, un miedo inevitable, una tristeza por lo que es imposible hoy, por lo que era posible antes, cuando mi bisabuela estaba en la cama en una casa enorme, donde siempre había una persona trabajando, la casa de mi abuela. Allí, en Montevideo, se llenaba la casa en verano, pero el hall, el patio con claraboya, el patio abierto al fondo de una habitación, los pasillos, hacían que, aunque hubiera un solo baño y un wc. chiquito al lado de la cocina, pudieran convivir generaciones y enfermedades. La vida cambió y nos da miedo la soledad del otro, la sensación de abandono, todo lo que imaginamos. Pero es posible que de verdad esté bien, que se sienta acompañada, mimada, cuidada y las visitas sean lo que necesita para sentir que no está abandonada. Quizás hasta esté tranquila sin los adolescentes rondándola, aunque los quiera como los quiere.
Qué querés que te diga, creo que el problema son los noventa, estén donde estén, les exige una sabiduría y una aceptación que no es patrimonio de todos, pero parece ser de tu madre. Habrá que prepararse para eso, por si llegamos.
Cariños a tu mamá, ya la iremos a ver cuando viaje.
Besos
Miriam

Myriam dijo...

Cati, yendo para abajo, vi un comentario de tu sobrina Ángela, diciendo que la invité a venir por estos pagos. Decile que estoy de arreglos en mi casa, todo Agosto y quizàs un poquito más, pero que luego, sigue en pie la invitación.
Besos
Miriam

Anónimo dijo...

Dice Miriam Chepsy

Cati, los dos anteriores,obviamente,son comentarios míos, sólo que fueron con distinta cuenta.

CATI COBAS dijo...

Gracias, Miriam. por tu lectura, por tu lectura y tus observaciones pero, y sobre todo, por tu amistad incondicional. Un abrazo de Cati

Anónimo dijo...

Cati, no pude acceder a tú cronica hasta hace unos minutos....
Cuanto amor, fuerza y ganas de seguir VIVIENDO demuestran ambas,ella, con sus noventa permitiendose aprehender otra cotidianeidad y vos,apostando a poder estar "mejor" todos.
Un abrazo
Susana

letraspuras dijo...

Dichosos de los que puedan sentir miedo, porque podrán mostrar la bondad de los buenos. Será el miedo quien nos haga creer en el futuro, será él quien nos de inmunidad ante los problemas. Nunca dejará de estar presente en nuestras vidas pero será él quien nos enseñe a vivir. Seguramente esa mujer que es protagonista de la crónica tuvo mucho miedo durante su vida pero nunca dejó de luchar y si hoy siente miedo, no es la excepción, seguirá en su lucha porque esta segura de la familia que formó, de la hija que tuvo y de los caminos que durante su vida recorrió.
Nunca dejemos avasallarnos por el miedo, levantemos la cabeza y caminemos sin bajar la vista.
Besos Cati
Saludos

CATI COBAS dijo...

A Susana: Gracias por estar ahí, querida AMIGA.
A mi querido Lucas: ¿Cómo un chico tan joven puede ser tan absolutamente sensible, maduro e inteligente. Gracias por estar en mi vida...

A los dos: los quiero mucho. Cati

RosaMaría dijo...

querida caty, cuánto valor en tus líneas, yo creo que es solo inquietud por lo nuevo. no te atormentes que ella es tan valiente como vosd, o viceversa.
tu relato es conmovedor, pienso que el encuentro, conversaciones e enteracción con sus pares le hará bien.
seguro que sabe que es un cambio más.
perdoná mi forma de escribir, razones de yeso mayor en dedos.
te envuelvo en un abrazo lleno de comprensión para disipar tus inquietudes.