

Es que en las últimas semanas, los porteños hemos tenido la gracia de descubrir que estos animales pueden convertirse en embajadores de la mejor clase, en emisarios de paz y de amistad entre los pueblos e, inclusive, en hermosos exponentes del arte universal.

¡Sí, amigos! Nuestra bella Plaza San Martín se halla invadida por úrsidos multicolores y los vecinos de la Reina del Plata estamos encantados con estos visitantes.
Hablamos de una de las plazas más antiguas de la ciudad que, además de una frondosa y exuberante vegetación, alberga, a los pies de la barranca, el Monumento a los Caídos en Malvinas. De una plaza que se formó a expensas de la mansión denominada “El Retiro” devenida en infecto albergue de la Compañía inglesa del Mar del Sur para alojar a sus esclavos mientras se reponían del viaje. Los que hayan leído el hermoso cuento “La pulsera de Cascabeles” de Mujica Láinez, podrán situar la historia en este lugar, actualmente uno de los más elegantes de la Ciudad.Y no es ésta la primera vez que los animales invadieron la zona…¡Qué va! Si en ella se instaló allá por el 1800 nuestra Plaza de Toros, que también la tuvimos, de forma octogonal y estilo morisco con ladrillos a la vista, fue escenario de una valiente defensa por parte de las tropas españolas cuando los ingleses las asediaron durante horas en 1807. Derribada que fue la plaz

Así es, el monumento del General San Martín, está rodeado por ciento cuarenta osos de dos metros de alto. Cada uno representa a los países miembros de la ONU (Naciones Unidas) y forma parte de una muestra de arte itinerante que busca difundir el diálogo y el intercambio de culturas y tradiciones. Pintados de manera alusiva al país representado, se ubican uno junto a otro, y, erguidos en sus patas traseras, parecen tomarse de la mano -perdón, de la pata delantera-, en una ronda de unión y de amistad entre los pueblos.
La muestra, “Cultura por la Paz, United Buddy Bears“, que quedó oficialmente inaugurada con un show de tango, nació en 2002 en Berlín, y hasta el momento ha sido visitada por veinte millones de personas, ya que sus creadores, Eva y Klaus Herlitz, pasearon a los cuadrúpedos por varias ciudades de Alemania, así como por Hong Kong, Estambul, Kitzkübel, Tokio, Seúl, Sidney, Viena, El Cairo, Jerusalem, Varsovia y Pyongyang. Entre el merchandising y la subasta de los osos ya llevan recaudados la friolera de US$ 2.250.000, que se destinarán a obras benéficas impulsadas por UNICEF.
¿Cómo no simpatizar con estos ursos de fibra de vidrio engalanados de colores? ¿Cómo no desear que esas patas unidas fueran una realidad en un mundo dividido?

Todavía faltan varias semanas para que los osos nos abandonen. Si viven en Buenos Aires, se los ruego, háganse una “corridita” a la Plaza San Martín, un poquito más allá de donde Florida termina en una bella plazoleta. No se van a arrepentir de saludar a nuestros plantígrados huéspedes.
Cati Cobas
2 comentarios:
Qué bonito post! Gracias por pasar por mi blog. Quedamos cuando gustes, me imagino que pronto viene Miri. Besote.
Voy a estar muy contenta de conocerte, Rosa Maria. Un beso de Cati
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